En estas últimas semanas me han pedido hacer algunos vídeos personales para gente cercana que cumplía años, y he podido comprobar muy bien cómo a veces lo más sencillo puede ser lo más emocionante.
Es probable que tenga mucho que ver este momento duro que vivimos, de largos días de confinamiento y sin ver a tu gente querida durante meses, lo que haya hecho que los sentimientos florezcan más que nunca, pero este tipo de detalles ya serán por siempre inolvidables.
Los destinatarios fueron dos personas que cumplían 50 y 70 años, una cifra redonda e importante que la lejanía no podía dejar pasar sin que fuera especial, por lo que me puse con entusiasmo a preparar este regalo. Para editarlos solamente me facilitaron grabaciones caseras hechas con el móvil y fotografías de todo tipo que significaban mucho para ellos, mientras yo buscaba la música, que para mí es uno de los factores clave, y desde luego muy determinante para que todo ese material tuviera fuerza.
Cuando Susana y Colin lo vieron en directo por videollamada la reacción fue muy bonita, entre sonrisas y lágrimas de recuerdo y felicidad. El audiovisual ya había cumplido su cometido y desde luego que a mí también me lleno por dentro. Es importante cuidar a las personas que tenemos a nuestro alrededor y acordarse siempre de ellos, porque con poco se puede hacer feliz.
Ojalá y hubiera podido enseñar el resultado final de los dos vídeos al completo pero al ser algo privado me es imposible hacerlo. En cualquier caso, he tenido que escribir estas letras porque me ha impactado el resultado, y me hace sentir una vez más que por cosas tan ínfimas como esta, el mundo audiovisual ya merece la pena.