El renacimiento entró con fuerza en la Catedral conquense, sus paredes se ven impregnadas de los elementos decorativos que revolucionaron artísticamente toda EUROPA.
Fue el Concilio de Trento, al que asistió nuestro obispo Fray Bernardo de Fresneda, quien dio la didáctica y la necesaria moral para albergar en los templos cristianos decoraciones de antiguas tradiciones greco-romanas. Aperos militares, monstruos, animales fantásticos y celestiales se funden en roleos vegetales que hacen las delicias de quien los observa. Como un sueño de fantasía imposible, pero palpable, ilógico pero cierto.
Las rejas trasmiten las creencias vivas de quieres supieron mezclar el arte y la religión para dejar sus pensamientos en las delicias de lo imposible, trazando a través del trabajo de sus manos las innumerables formar de alcanzar el Paraíso.